martes, 9 de febrero de 2016

LA CIUDAD PERDIDA EN EL OCÉANO

En la cima de una roca de una ciudad rodeada de mar y de incertidumbre, he podido comprender como se mantiene la división de tierra y agua: todos somos seres vivos con el entendimiento de acuerdo a su naturaleza, hay un respeto mutuo y alteraciones comprensibles que apenas si sobresalen cuando los movimientos sacuden las emociones de las entrañas.
Junto a mí una legión de aves en formación, las aves del reino místico despliegan sus extremidades humanas y corresponden el mandato de los hombres; ellos caminan hacia los acantilados, emiten sonidos que la brisa amplifica ante el océano y comienzan su aventura, la que el hombre soñó en el tiempo de la mitología.
Cierro los ojos y la ciudad se hace próspera, somos la última colonia sobre la Tierra, el mar lo es todo y las aves-hombres los soñadores reales que pueden verlo todo y corregirnos desde las alturas. El conocimiento seguirá aislado pero seguro en la ciudad perdida en el océano.

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