miércoles, 17 de febrero de 2016

LA SENTENCIA ES INVASIÓN Y EXTERMINIO

En la invasión extraterrestre nuestra prioridad será huir, correr hasta no poder más, escapar de los ataques, que aquellas naves supersónicas ciernen sobre las poblaciones que todavía quedan refugiadas en las partes más altas y recónditas del planeta Tierra. Esa larga oscuridad en nuestra civilización permanecerá por un buen tiempo hasta que humanos de todos credos y condiciones logren adaptarse unos a otros en una convivencia forzada y a la vez tan necesaria.
El enemigo invasor siempre estará al acecho de algún intento de rebelión, no le temblará decidir si nos quiere aniquilar de inmediato como lo viene haciendo en los últimos meses, donde más de la mitad de nuestra raza, la cual creíamos única y de inteligencia insuperable por otro ser vivo, ha sido devastada con un láser que pulveriza y un estruendo ensordecedor originado en el descenso de sus naves.
Lo cierto es que nos vienen aplastando como insectos y nos hacen pedazos «al colocarnos granadas por dentro». Para ellos no significamos más que parásitos inservibles que no supieron cuidar, convivir y proteger su planeta.

Estos seres venidos quizá del espacio cósmico, de algún planeta fuera de la Vía Láctea o del enigmático viaje en el tiempo, parecen retornar cada cierto época, cuando la civilización en curso entra en un túnel crítico de problemas que parecen insalvables como la contaminación del medio ambiente, los desacuerdos políticos, el terror de las guerras, el enfrentamiento religioso, los suicidios, la corrupción, la falta de esperanza por el cambio, la escasez de recursos básicos, sobre población, aumento de indigentes, el albedrío en genética, y tantos otros motivos para que seamos sentenciados por una inteligencia extraterrestre a desparecen hasta el exterminio final.

martes, 9 de febrero de 2016

LA CIUDAD PERDIDA EN EL OCÉANO

En la cima de una roca de una ciudad rodeada de mar y de incertidumbre, he podido comprender como se mantiene la división de tierra y agua: todos somos seres vivos con el entendimiento de acuerdo a su naturaleza, hay un respeto mutuo y alteraciones comprensibles que apenas si sobresalen cuando los movimientos sacuden las emociones de las entrañas.
Junto a mí una legión de aves en formación, las aves del reino místico despliegan sus extremidades humanas y corresponden el mandato de los hombres; ellos caminan hacia los acantilados, emiten sonidos que la brisa amplifica ante el océano y comienzan su aventura, la que el hombre soñó en el tiempo de la mitología.
Cierro los ojos y la ciudad se hace próspera, somos la última colonia sobre la Tierra, el mar lo es todo y las aves-hombres los soñadores reales que pueden verlo todo y corregirnos desde las alturas. El conocimiento seguirá aislado pero seguro en la ciudad perdida en el océano.